No hay salud sin salud mental, pero necesitamos interiorizar este mensaje para darle al bienestar emocional la importancia que tiene.
Algo es certero: No puedes tener salud sin una buena salud mental. A estas alturas, esta teoría la tenemos prácticamente dominada, pero otra cosa es llevarla a la práctica.
Sabemos que hay que cuidar la salud mental, pero pocas veces le damos la importancia que se merece en nuestra lista diaria de prioridades. Podemos compartir incansablemente mensajes motivadores en redes sociales, pero otra cosa es aplicarlos en nuestra vida. Hay muchas maneras de priorizar nuestro bienestar emocional en el día a día –como dicen los expertos, ‘la salud mental se cuida desde que nos levantamos’–, pero para empezar se pueden hacer pequeños cambios para darle la importancia que se merece. Por eso, te compartimos 6 consejos que debes seguir para conseguirlo.
Mantener una actitud positiva y hacer ejercicio
Cuidarnos no debería ser algo nuevo, pero con el frenesí de la rutina diaria, solemos dejarlo al final, con el riesgo de que ese ‘momento para mí’ nunca llegue. Por eso, los expertos aconsejan hacer un espacio en la agenda para el descanso y respetarlo. ‘Si no está en tu lista de prioridades, no le darás importancia’. Una vez que hayas priorizado el descanso, puedes crear una estructura flexible con actitud positiva y apartar tiempos exclusivamente para el trabajo y el descanso, y si alguna oportunidad de trabajo surge, puedes recuperar el tiempo de descanso más tarde como recuperarías las horas de trabajo. Ese momento de autocuidado no tiene por qué ser en forma de grandes planes, puedes hacer sencillos placeres como leer, regalarte un masaje, hacer una meditación, tomar una clase de ejercicio, comer algo rico… la clave es, tal y como apunta los expertos, tener una mente positiva que nos nutra y que no sea una carrera de obstáculos. No siempre es fácil, pero hay que intentarlo.
Regalarte dosis de autocuidado sin culpa
Creo firmemente en esa frase que dice que el ‘autocuidado no es lujo, sino una prioridad’, pero cada vez que decido parar y descansar para cuidar mi bienestar emocional no puedo evitar sentir cierta culpabilidad. Me he propuesto a recordar la frase que me dijo la psicóloga Sara Noheda: ‘Podré ayudar en la medida de cómo me sienta. Si no estoy bien, no tengo nada para dar. Todo empieza en mí. No es un planteamiento egoísta sino realista’. Y para cuando me cueste trabajo creérmelo, me repetiré otra frase de Ana Gutiérrez Laso: ‘La generosidad no es una prueba suprema de heroísmo, es más bien compartir lo que tengo y que me hace feliz. Por tanto, cuanto más tengo que me hace feliz, más posibilidades tengo de ser generosa’.
Trabajar productivamente
No se trata de procrastinar como estilo de vida –aplazar cosas para mañana como norma no es bueno para la salud mental–, pero sí de aligerar los ‘tengo que’ de la agenda y saber qué cosas se pueden dejar de hacer en favor de nuestra salud mental.
Distinguir las tareas prioritarias que no se pueden dejar de hacer –lo urgente se vuelve prioritario si no se resuelve a tiempo– de aquellas que pueden esperar. ‘Siempre hay algo que hacer, nuestras vidas cada vez son más complejas, aprender a detectar lo que no tiene que pasar de hoy y lo que puede dosificarse durante la semana ayuda mucho’, explica la psicóloga Ibana Hijosa. Nadie dijo que fuera fácil, pero se trata de hacer un cambio de mentalidad en el que organizas tus prioridades, te pones en primer lugar y eres consciente de que, aunque no hagas una de esas tareas o la dejes para otro día, no se va a acabar el mundo. Es un proceso que lleva tiempo. En general, implica relajarse y soltar las obligaciones sin culpa.
Conectarte contigo misma
Me cuesta desconectarme cuando llego a casa, durante el fin de semana o en vacaciones, pero mi propósito es aprender a hacerlo precisamente en esos momentos. Un primer paso para lograrlo es guardar mi celular al llegar a casa (siempre que sea posible) y concentrarme en mí. La conexión exagerada provoca insomnio, irritabilidad, mal humor, falta de energía y agotamiento mental, y a veces, parece necesario poner límites a esa conexión permanente a las pantallas. Leer más y ver menos Instagram es también otra manera de lograrlo.
Vivir el presente
‘Si el viernes es una fiesta y el lunes es un funeral, hay algo en lo que pensar en los próximos días. Mi misión principal es ayudar a las personas a que dejen de vivir esperando a que llegue ese fin de semana. La idea es pasar de tener una vida estresante a una vida en la que rija la satisfacción’, explica la coach Ixi Ávila. Por eso, intentar buscar momentos placenteros (y sencillos) durante la semana es mi próximo objetivo: ver una serie que me haga reír, tomarme un café a solas, leer biografías de mujeres que me interesen… buscar pequeños hobbies que me relajen y me hagan disfrutar es mi próximo objetivo.
Hablarme como le hablaría a mi mejor amiga
‘Cuando una mujer se convierte en su mejor amiga, la vida es más fácil’, dijo Diane Von Furstenberg. Después de analizar varias conversaciones con mujeres que me rodean –en las que he detectado que no nos hablamos a nosotras mismas como deberíamos– creo que esta debería ser una frase para tatuarnos la mente. Deberíamos hablarnos como le hablamos a nuestra mejor amiga. Y más cuando cometemos errores. Se trata de ser tan comprensivas y positivas con nosotras mismas como lo seríamos con una amiga que nos cuenta que se ha equivocado. Además, tal y mencionó en una ocasión el psicólogo Jesús Matos, ‘aprender a modificar la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos tiene la capacidad de modificar nuestro estado de ánimo’.
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