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La Navidad en el mundo

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La Navidad no se ve igual en todas partes: no siempre se come pavo y, aunque estamos acostumbrados a relacionarla con la nieve, en las regiones australes, la fiesta coincide con el sol intenso del verano. Acompáñenos, por eso, en este viaje a través el mundo a bordo de un trineo.

En los Evangelios de Lucas y Mateo se menciona que Cristo nació en un pesebre de Belén. Pero de la fecha exacta no hay rastro. Este inconveniente se resolvió en Roma por decreto imperial: en el siglo IV, Constantino el Grande y el papa Julio I optaron por el 25 de diciembre.

Y es que aquella fecha coincidía con la de conmemoración del Sol Invicto -divinidad de la que Constantino era adepto- y también con el fin de las Saturnales, donde la adoración a Saturno conllevaba excesos que la iglesia pretendía frenar.

Ese fue el mechero con el que se encendieron las velas navideñas. Y hoy, 1600 años después, esta celebración trasciende incluso las fronteras de los países cristianos.

Navidad en el Vaticano

La temporada navideña arranca el 8 de diciembre con la Inmaculada Concepción y se extiende hasta el 6 de enero, con la Epifanía: el Día de Reyes. Uno de los eventos que más atrae a los turistas es la encendida del árbol navideño a inicios de mes.

Sin embargo, la tradición no es tan antigua: empezó en 1982, cuando el papa Juan Pablo II la importó del norte de Europa. Por lo general, el pino escogido tiene más de 20 metros y proviene de Italia septentrional.

Al mismo tiempo que el árbol se inaugura el nacimiento. Este es un obsequio de alguna localidad, principalmente, de la península itálica y sirve además para retratar sus tradiciones. Por ejemplo, en 2024 se escenificó sobre agua y a bordo de canoas porque el pueblo donante era Grado, en el golfo de Trieste. Y, en 2023, imitó al primer belén conocido: el de San Francisco Asís.

En Nochebuena se realiza la Misa del Gallo. Esta ceremonia, por su gran convocatoria, exige reserva con varios meses de antelación. Por otro lado, el día de Navidad, el papa bendice a Roma y al mundo con el Urbi et Orbi, a partir del mediodía. 

De camino al norte

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El 6 de diciembre es el arranque de la Navidad en varios lugares de Europa del norte. Se trata del día de San Nicolás, cuando los niños reciben sus primeros obsequios. Sin embargo, un día antes, las calles de Austria, Alemania, Suiza y otros países alpinos se llenan de desfiles con gente disfrazada del Krampus, un demonio que castiga los malos comportamientos.

En las zonas germanas nunca faltan los mercados navideños. En ellos, se escuchan villancicos, se comen castañas y se bebe vino caliente. Esta costumbre se ha ido regando por otras partes del mundo y, hoy, se la puede encontrar desde Inglaterra hasta las Américas.

En Rovaniemi, en la Laponia finlandesa, está la villa de Papá Noel que luce más brillante que nunca en diciembre. Es el efecto de las auroras boreales. Además allí, como en el resto de Escandinavia, la gente viste túnicas blancas a mediados del mes para honrar a Santa Lucía.

Y en Inglaterra, mientras el 25 de diciembre cierran todos los servicios públicos, el 26 lo consagran al ‘boxing day’. Es una jornada en la que se entregan cajas llenas de alimento para la gente humilde. Asimismo, es muy tradicional el ‘Christmas Jumper Day’, en el que estudiantes, ejecutivos y políticos visten sacos con motivos navideños.


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En España la cena de Navidad se carga de turrones, al tiempo que en Marsella, Francia, se organizan atracones de trece postres diferentes para atraer la buena fortuna.

Y al otro lado del Atlántico, Nueva York inaugura su árbol en el Centro Rockefeller. El encargado de encontrar el apropiado es el jardinero de la institución, quien, con ese objetivo, recorre los bosques de los estados circundantes o incluso de Canadá.

En Guatemala la temporada arranca el 7 de diciembre con la ‘Quema del Diablo’ y la fiesta consiste, justamente, en incinerar monigotes demoniacos. Al parecer, su origen es colonial, pues así solían desecharse los objetos viejos para purificar las casas previo a la Navidad.

En Colombia, las luces encienden no solo los árboles, sino las ciudades enteras. En Cali, su río se corona con guirnaldas brillantes, igual que las grandes avenidas de Medellín y Bogotá. Y, como en Ecuador, se reza la novena desde el 16 de diciembre.

En México el centro de la temporada navideña son las ‘posadas’ que también se realizan desde el 16 hasta el 24 de diciembre. Los nueve días representan valores: humildad, fortaleza, desapego, caridad, confianza, justicia, pureza, alegría y generosidad. Durante ese tiempo, cada comunidad organiza una procesión y recita ‘letanías’, al tiempo que se pide limosna en las casas y se rompen las piñatas.

En el África, las tradiciones varían: en Kenia, por ejemplo, el nacimiento de Jesús une a las aldeas, donde sus miembros comparten un estofado especial hecho con carne, papas y verduras, mientras bailan y cantan hasta entrada la noche.

Y en Egipto, tierra de cristianos coptos, la Navidad no es en diciembre, sino el 7 de enero. Sin embargo, los 43 días previos corresponden al Adviento e incluyen rezos y ayuno. Este se rompe el 6 de enero, en Nochebuena, con una cena cargada de carne, huevos y otros alimentos que estaban vedados.

A oriente y hacia el sur


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Papá Noel llega a Australia con gafas. De hecho, si no fuese porque su trineo vuela, este sería completamente inútil: en esas latitudes la Navidad cae en pleno verano.

Así, la gente no la celebra al pie de la chimenea, sino en la playa. Los surfistas ‘corren’ las olas hasta muy entrada la Nochebuena y vuelven al mar el 25 de diciembre para hacer picnics o parrilladas al aire libre. El 26 es ‘Boxing Day’. Entonces, hay partidos de cricket y una regata de 630 kilómetros desde Sídney hasta Hobart en la isla de Tasmania.

En la India, la Navidad se mezcla con las tradiciones hindús. Por ejemplo, en la región de Kerala, al suroccidente del país, la celebración está ligada al festival de Onam; el mismo que conmemora la encarnación del dios Vishnu en un emperador legendario. La parte medular de la fiesta es el baile del ‘Thiruvathira’ que implica moverse en torno a una lámpara de nombre ‘Nilavilakku’.

Mientras tanto, en Japón, pese a que la mayoría de los habitantes no son cristianos, se celebra el nacimiento de Jesús comiendo en el restaurante KFC. La costumbre empezó en 1974 porque un turista pretendía celebrar la Navidad comiendo pavo al horno. No pudo hallarlo en ningún sitio de Tokio y lo sustituyó con lo más parecido: pollo frito.

Un ejecutivo de la compañía se enteró de la historia y propuso la campaña ‘Kurisumasu ni wa Kentakkii’ (‘Kentucky para Navidad’). El concepto cuajó de inmediato y, en la actualidad, las familias hacen colas en las puertas de los restaurantes el 25 de diciembre. Aunque la tradición no tiene sentido religioso, conserva los ideales cristianos de la generosidad y de vivir en comunión.

 
 
 

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